11 de gener 2018

EL INDEPENDENTISMO EN SU LABERINTO

Si de alguna cosa pueden estar seguros los secesionistas catalanes es de que Carles Puigdemont no será investido por vía telemática. En consecuencia, no repetirá como president de la Generalitat.
Esquerra Republicana ya ha manifestado que deja el tema en manos de los letrados del Parlament. Ciertamente, una manera elegante de quitarse de en medio. Por otra parte, los partidos constitucionalistas han advertido que de prosperar esta idea lo llevarán al Tribunal Constitucional (TC). Lo mismo hará el gobierno central y, en ese caso, la suspensión de sería inmediata como medida cautelar. Y si por casualidad al presidente/a de la Cámara se le ocurriera echar por el camino de en medio y permitir semejante disparate, que nadie   dude que, en Pozuelo de Alarcón o Extremera, estarán encantados de acogerle.
Por consiguiente, al presidente cesado, si quiere intentar repetir en el cargo, sólo le queda la opción de venir a la Cámara del Parc de la Ciutadella y esperar que le detengan. Eso sí, puede revestir su decisión de toda la épica que le plazca. Desde hacerse acompañar de personajes variopintos hasta las puertas del hemiciclo, recurrir a sus palmeros para que su detención sea un show mediático o cualquier   otra ocurrencia. Aunque lo más probable es que siga huido de la justicia por tiempo indefinido.
De todos modos, lo que empieza a ser evidente es que el procés se está desinflando, y ellos lo saben. En menos de veinticuatro horas han tirado la toalla Carles Mundò, exconsejero de justicia y candidato de ERC a presidir el Parlament, Artur Mas, alma mater de todo este dislate y Neus Lloveras alcaldesa de Vilanova y a Geltrú y presidenta de la Associació Municipal Independentista (AMI), y esto no ha hecho más que empezar.
Según parece, tanto Carles Puigdemont como los diputados electos encarcelados y los huidos a Bruselas ya han recogido sus credenciales como diputados de la XIII legislatura. Eso pone en riesgo la mayoría absoluta secesionista y puede hacer fracasar tanto la votación para elegir la mesa, como la de la investidura.
En principio, son ocho los cargos electos que no pueden garantizar su asistencia a los primeros plenos. Pero es que la cifra se eleva hasta dieciocho diputados secesionistas de un total de setenta, los que están imputados. Eso significa que, si la legislatura sigue adelante, podrían ser juzgados y condenados a penas de cárcel y/o inhabilitados, por lo que deberían dejar el escaño.
Por otra parte, las relaciones entre republicanos y postconvergentes nunca fueron buenas. Lo suyo, la legislatura anterior, fue algo así como un matrimonio de conveniencia. Ahora, con este panorama de fondo, el divorcio entre ERC y el PDECAT, es un hecho. Otra cosa es que nadie quiere aparecer como el malo de la película.
A todo esto, la muchachada de la CUP sigue lamiéndose las heridas. Ha sido muy duro para ellos bajar de diez a cuatro diputados. Además, siguen empecinados en la implementación de la república. No se dan cuenta que no está el horno para esos bollos, pero ellos, erre que erre.
De todos modos, que no cunda el pánico, acabarán poniéndose de acuerdo los antisistema han aprendido que hace mucho frío fuera de las instituciones y el pesebre que tienen ahí dentro es demasiado   apetitoso para despreciarlo.
Por cierto, si alguien sabe algo del programa social de los independentistas que me lo haga saber porque yo no he sabido encontrar nada. Claro, que tan perdidos como andan en su propio laberinto, tampoco nos debería extrañar.

Bernardo Fernández
Publicado en e-notícies 11/01/18


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