31 de desembre 2017

VICTORIA INSUFICIENTE

Con una participación récord del 83%, en las elecciones del pasado 21 de diciembre, Ciudadanos logró una victoria histórica. El partido naranja, capitaneado por Inés Arrimadas, ganó en votos y escaños unas elecciones al Parlament.  Semejante gesta, no la había logrado jamás una formación no nacionalista o no soberanista. Ni siquiera el PSC, dirigido por Pasqual Maragall lo consiguió. En los comicios de octubre de 1.999, los socialistas ganaron en votos, pero no en escaños.
Ahora, las tres formaciones independentistas que se presentaban a esta convocatoria han logrado revalidar la mayoría que obtuvieron el 27 S de 2015. Es verdad que con un par de escaños menos y un soporte popular algo mermado, pero mayoría suficiente para escoger un president que pueda formar gobierno.
Estos comicios han puesto de manifiesto lo que ya se intuía: Cataluña está dividida en dos mitades y los que no están por la vía unilateral aventajan a los soberanistas en unos 150.000 votos.
Pese a ello y a tenor de como ha quedado el mapa tras la batalla electoral, es lógico pensar que acabarán siendo los secesionistas los que formen gobierno.
Además, Ciudadanos ya ha renunciado a que Inés Arrimadas presente su candidatura en una sesión de investidura. Nada que objetar. Está en su derecho. No obstante, habría sido muy interesante escuchar a la candidata naranja desplegar su programa de gobierno en un discurso en sede parlamentaria y a los otros grupos darle la réplica. No es lo mismo un debate en un hemiciclo que los panfletos electorales y las arengas en los mítines sin posibilidad de réplica que, además, van dirigidos a los ya convencidos.
En cualquier caso, la renuncia a la investidura es una decisión digna. Por eso, considero que se equivoca el Partido Popular y aquellos que presionan para que Inés Arrimadas tome la iniciativa y negocie una posible formación de gobierno. La aritmética, en casos como éste, no admite matices.
De todos modos, la situación es sumamente complicada. Será muy difícil que alguno de aquellos que están imputados pueda ser investido president de la Generalitat. Más ponto que tarde deberán sentarse en el banquillo de los acusados y lo más probable es que sean condenados y, por consiguiente, inhabilitados.
Ahí tiene, parte de sus orígenes, la batalla soterrada que mantienen Junts per Cataluña y Esquerra Republicana. A estas alturas, nadie con dos dedos de frente duda que, si Puigdemont cruza la frontera, será detenido de inmediato. Por el contrario, los republicanos aspiran que a Junqueras se le levante la prisión provisional y quede en libertad bajo fianza, al menos un tiempo. Eso les daría unos meses de margen para maniobrar con cierta libertad. Con ese panorama, quien sabe si propondrían a su líder como president, aún a sabiendas que después sería inhabilitado. Es evidente que los independentistas son muy dados a la épica, el sacrificio por la “terra”, coleccionar mártires y otras bagatelas por el estilo.
No cabe duda de que Ciudadanos obtuvo una gran victoria en las elecciones al Parlament el pasado 21 de diciembre, pero fue una victoria insuficiente. Además, ni el PSC estuvo a la altura de las circunstancias ni el PP con su descalabro pueden hacer aportación alguna para cambiar el carácter de la gobernanza en Cataluña.
Así las cosas, la actitud de Ciudadanos hay que calificarla de razonable. Otra cosa es, como apuntan algunos, si Inés Arrimadas, llegado el momento, tiene el necesario fondo de armario político para convertirse en la primera presidenta electa de Cataluña. No es lo mismo ser el líder de la oposición que dirigir un país, pero todo a su tiempo.

Bernardo Fernández

Publicado en El Catalán 31/12/17

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