Los ciudadanos de Galicia y
Euskadi acudirán el próximo domingo, 25 de septiembre, a las urnas para escoger
a sus respectivos parlamentos autonómicos. Sobre el papel es eso, y nada más,
lo que han de elegir en esas comunidades autónomas. No obstante, a nadie se le
escapa que los resultados de esos comicios pueden tener una incidencia directa
en la complicada situación política española.
Pues bien, en circunstancias
como las actuales el buceo en las hemerotecas acostumbra a ser cruel. Por eso
ahora, aquellos analistas que celebraban la llegada de nuevos partidos -Podemos
y Ciudadanos- porque iban a reemplazar a los nacionalistas como bisagras de las
grandes formaciones, están callados como tumbas y miran hacia otro lado cuando
se habla de los casi 300 días que llevamos con un gobierno en funciones y, como
consecuencia, el país está manga por hombro.
Digan lo que digan las
encuestas, después del fiasco de casi todos los sondeos en las últimas
elecciones generales, habrá que esperar al domingo por la noche para hacer
cábalas sobre posibles pactos y alianzas.
Una cosa sería que PP ganase en Galicia por mayoría absoluta y otra, muy
distinta, que PSOE y Mareas puedan formar gobierno. De hecho, no son pocos los
que ansían que el PNV necesite unos cuantos votos para gobernar que el PP
cedería gustoso, a cambio de recuperarlos en el Congreso para lograr la
investidura.
De todos modos, los
populares lo tienen difícil para que otras fuerzas les den su apoyo. Aún colea
el caso del exministro Soria y al affaire Rita Barbará está en plena ebullición.
Además, los de Mariano Rajoy se han de enfrentar a un otoño judicial complicado
que empezará, el 4 de octubre, con la vista oral de la trama Gürtel, más los
casos Púnica, Taula, Imelsa y Rato sobrevolando el imaginario colectivo.
Tampoco parece que en el
PSOE estén para muchas fiestas, a las tensiones internas por falta de debate y
comunicación entre varones y el líder, hay que añadir el egocentrismo de algún
que otro dirigente. Sólo les faltaba ahora, el escrito de la Fiscalía
Anticorrupción solicitando duras penas para los expresidentes de la Junta,
Chaves y Griñán, por el caso de los ERE, para enrarecer aún más el ambiente.
Y mientras, en Cataluña,
dicen que están “a punt”.
Madre mía como está el patio.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC
21/09/16
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