08 de juny 2016

PROCESADOS Y PROCESADOS

EL juez Álvaro Martín ha decidido procesar a los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves, José Antonio Griñán y otros 24 altos cargos, acusados de prevaricación por el caso de los ERE. A pocas semanas para las elecciones generales del 26 de junio, esa iniciativa es, sin ningún género de dudas, un torpedo en la línea de flotación del partido socialista.
En el auto, de casi 100 páginas, el magistrado pone de manifiesto que Chaves, "como responsable máximo del gobierno de la comunidad, impulsó la implantación" de este procedimiento para la distribución de ayudas y subvenciones, sistema que "mantuvo" Griñán en su condición de consejero de Economía y Hacienda y presidente de la Junta. 
Como cabía esperar, a los carroñeros de la política les ha faltado tiempo para, confundiendo churras con merinas, lanzarse sobre la presa. Ahora bien, querer meter en el mismo saco a Chaves, Griñán, Bárcenas, Pujol, Granados u otros personajes de la misma ralea es no haber entendido nada o tener muy mala fe.
En su momento, serán los tribunales los que diluciden si los expresidentes actuaron conforme a derecho o, por el contrario, hubo exceso de confianza, negligencia en la gestión o intencionalidad para defraudar al erario público y, si así fuera, deberán asumir sus responsabilidades como lo haría cualquier otro ciudadano.
No obstante, debe quedar claro que no existe la menor sospecha de que se haya producido lucro personal. Ni Chaves ni Griñán tienen cuentas en paraísos fiscales, ni han recibido sobres, ni sobresueldos. Ambos son personas honradas y honestas, que no han realizado acción alguna que pudiera afectar su honorabilidad. Sin embargo, es evidente que el trasfondo político de la causa será inevitable.
En cambio, determinados individuos, que están en la mente de todos, han mantenido sistemas de financiación paralelos para su partido político, han metido la mano en la caja, se han llevado el dinero a Suiza y se han enriquecido con prácticas fraudulentas hasta causar la vergüenza de sus correligionarios. Otros han mentido al fisco durante años y años en beneficio propio y, a su vez, han montado una estructura mafiosa y criminal con la propia familia para llevarse “mordidas” y porcentajes variados sobre la obra pública.
Por eso, aunque parezca una verdad de Perogrullo hay procesados y procesados, y es que, mal les pese a algunos, no todos son iguales.

Bernardo Fernández

Publicado en ABC 08/06/16

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