Desde hace bastantes años el
Ejercito, igual que otras instituciones, acostumbra a montar un estand del
recinto ferial del Saló d’Ensenyament que cada año se celebra en Barcelona.
Como no podía ser de otra manera, la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau hizo una
visita al certamen. Hasta aquí todo normal. El esperpento ocurrió cuando la
edil se dirigió a dos militares allí presentes y les dijo: “preferiría que
ustedes no estuvieran aquí”. Éstos, con sumo respeto y educación contestaron:
“muy bien, hasta otra”.
Considero que la
conversación fue del todo surrealista y merece alguna consideración. Veamos.
Afortunadamente, vivimos en
un Estado democrático y de Derecho, y el Ejército, guste o no, es una
institución que forma parte de ese Estado y es, por consiguiente, una parte
consustancial de la sociedad. Por otra parte, conviene no olvidar que, a día de
hoy, el Ejército, en nuestro país, es profesional y no obligatorio como antaño
Además, el estand que las
fuerzas armadas montaron en el mencionado salón tenía por finalidad mostrar a
los jóvenes una posible salida profesional incorporándose a sus filas. Asunto,
en los tiempos que corren, nada desdeñable. Y como institución que es,
ciertamente, el Ejército tiene obligaciones, sin duda, pero también derechos;
en consecuencia, explicarse y acercarse a la ciudadanía se enmarca dentro de
esos derechos.
La señora Colau argumentó luego, ante los medios, para
justificar su actitud que “en un pleno municipal se había votado pedir a las
fuerza armadas que marcharan de Barcelona”.
Pues bien, tengo serias dudas de que en el pleno de un consistorio sean
pertinentes votaciones de ese tipo. Hasta donde yo sé, la defensa no es asunto
de los ayuntamientos. Cada cosa en su lugar. Pero aunque así fuere, hay canales
más adecuados para hacer saber una opinión que en una visita protocolaria.
Por si todo eso fuera poco,
la alcaldesa olvida con demasiada frecuencia que los es de todos los
barceloneses, la hayan votado o no. No sólo de aquellos que tienen un gusto,
una fobia concreta o un color político determinado. Otra cosa es que Ada Colau
haya decidido tener a su “gente” contenta y a los demás que les parta un rayo. Nuestra
primera regidora debería tener en cuenta que en política, con frecuencia, tan
importante como el fondo, son las formas; y eso, lamentablemente, algunos lo han
olvidado.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 16/03/16
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