El próximo sábado, 13 de junio, se constituirán los
ayuntamientos surgidos de las elecciones del pasado 24 de mayo. Los números son
elocuentes: en 2011 el PP logró 154 mayorías absolutas en ciudades de más
20.000 habitantes, incluidas 35 capitales de provincia. Ahora, tras las
recientes elecciones municipales, los populares solo conservan 27 mayorías
absolutas en grandes poblaciones y una en capital de provincia. En
consecuencia, PSOE, las plataformas locales y las impulsadas por Podemos
recogerán mayoritariamente la antorcha de la gobernanza en los consistorios.
La fragmentación del voto que se produjo en esos
comicios, ha propiciado pactos de investidura de todo tipo. Desde los más
lógicos por afinidad ideológica, hasta los más inverosímiles, por ser contra
natura. Pero ya se sabe que en los
municipios, con frecuencia, la relación entre las personas, prima sobre otras
cuestiones.
Sea como sea, la semana que viene tendremos los
ayuntamientos constituidos y les habrá llegado el momento de gobernar. Sería
deseable que esos pactos para lograr alcalde se prolongaran en el tiempo y
sirvan para dar estabilidad a los gobiernos y propicien políticas que beneficien
claramente a los ciudadanos. En cualquier caso, todos, sean del color político
que sean, merecen el máximo respeto y un tiempo de gracia para llegar a
conseguir la velocidad de crucero necesaria.
En este contexto, merecen mención especial los consistorios
de Madrid y Barcelona. No sólo por su dimensión de grandes ciudades, sino por
el vuelco político que representan las futuras alcaldesas de las dos urbes más
grandes del país, ambas de la izquierda alternativa.
Probablemente ni Manuela Carmena,
en Madrid, ni Ada Colau, en Barcelona, van a poder hacer la mitad de lo que
desean, quizá ni eso, pero el golpe de
aire fresco que representan ya habrá valido la pena.
Es verdad que Colau sólo le sacó a Xavier Trias 17.000 votos, y, aritméticamente, pueda parecer una
distancia muy corta, pero esos votos marcan una diferencia sideral entre los
electores conformados con lo de siempre y los entusiasmados con lo que está por
venir.
Seguro que los errores van a menudear
en los próximos meses en los ayuntamientos de nueva hornada. De hecho, la
futura alcaldesa de Barcelona ya ha cometido algún que otro desliz con
declaraciones poco afortunadas, pero ya se sabe que en los tiempos nuevos
suceden esas cosas. Démosles un tiempo para madurar, se lo merecen.
Bernardo Fernández
Publicado en ABC 10/06/15
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