Superado ya el enésimo capítulo del divorcio entre
CDC y Unió, dentro de ese culebrón interminable que es el “procés”, la
siguiente entrega promete ser, como mínimo, tan interesante como la anterior. Para
esa ocasión, los autores de la cosa nos proponen la elaboración de unas listas,
para las mal llamadas elecciones plebiscitarias del 27S, transversales.
Justo es reconocer que el primero que tuvo tan
brillante idea fue Artur Mas. Dado que tras el 9N el movimiento independentista
ha ido perdiendo fuelle, entendió que era necesario forzar la máquina tanto
como haga falta para que aquellos que hayan podido perder algo de entusiasmo
vuelvan a vibrar con la idea de un futuro imposible. De ahí nace la propuesta
de una candidatura unitaria (de país dicen sus acólitos) para presentarse a
esos comicios. Eso sí, encabezada por él, aunque a posteriori haya dicho que
estaría dispuesto a renunciar si la ocasión así lo aconseja. Hay que reconocer
que no está mal la idea del presidente de Convergencia. De esa forma, y de un
plumazo se quita de encima la rémora electoral que significa el presidente
fundador del partido, imputado por fraude fiscal, el que fuera secretario
general, aspirante a sustituirle, e hijo del fundador, también con diversos
temas pendientes en los juzgados, y el mismo partido CDC con trece sedes
embargadas por supuesta financiación ilegal. El problema es que nadie ha
comprado el proyecto y el presidente se ha tenido que retirar al rincón de pensar para
reformular la propuesta.
Y se hizo la luz. El pasado 20 de junio, en una
conferencia en Molins de Rei, con una súper cuidada puesta en escena. Tras
lamentar el final de CIU y ponerlo como ejemplo de que el proceso
independentista es irreversible, Mas
hizo un llamamiento a las entidades soberanistas para que impulsen una lista
unitaria para los comicios del 27S. Instó a las asociaciones a confluir como lo
ha hecho la izquierda en algunos municipios y autonomías. En un arrebato de
modestia llegó a decir: “me incomoda la idea de una lista del presidente; prefiero que esta sea con el presidente y que
me asignen el papel que quieran en ella”. Debemos admitir como un activo
la capacidad de teatralización del
presidente. La lástima es que esa virtud no suele casar con los valores de la
política.
Por si no hubo bastante con la conferencia de Molins
de Rei, cuarenta y ocho horas después Mas volvió a la carga. Esta vez en TV3
(la “nostra” que es de ellos), en una entrevista con Mónica Terribas el presidente del ejecutivo catalán se
explayó con las bondades del proceso y justificando la remodelación de su
gobierno, forzada por las salida de los consejeros de Unió
Según dijo Artur Mas, ahora ha colocado la justicia
social en el frontispicio de su gobierno. Bienvenida sea la iniciativa, pero
llega demasiado tarde. Casi cinco años después de acceder a la presidencia y
formar el gobierno de los mejores. Además está por ver la capacidad de acción
real a 3 meses de las elecciones.
El presidente de la Generalitat sabe que su talón de
Aquiles son la economía y sus políticas sociales. En los últimos cuatro años la
inversión extranjera en Cataluña es sólo el 25% de lo invertido en la Comunidad
de Madrid. No olvidemos que ambas comunidades tienen un peso económico y un PIB
similar. En 2014 la inversión extranjera cayó en Cataluña un 42% respecto a
2013. De los recortes en Sanidad y en Educación no vale la pena hablar: todos
los hemos padecido.
Por otra parte, y a juzgar por los acontecimientos,
los independentistas no andan sobrados de ideas cara al 27S, porque Oriol
Junqueras, líder de ERC, hizo una propuesta similar a la del presidente de CDC:
formar una Alianza de Izquierdas para la construir la República Catalana, que
desde el progresismo, pero compartiendo el secesionismo, compita con la
candidatura soberanista de Mas. Desde luego, la cuadratura del círculo es cosa
de aficionados comparado con los malabares que hace esta muchachada.
Visto lo visto, no cabe duda de Artur Mas y Oriol
Junqueras son dos tipos listos, grandes vendedores de humo, avezados en el
chalaneo político, en los juegos de manos de alto standing y encantadores vocacionales
de serpientes. Ahora bien, que lo que ellos proponen sea lo que le conviene a la sociedad es harina de otro costal.
Como las novelas por entregas: continuará.
Bernardo Fernández
Publicado en Crónica Global 27/06/15